Mi hijo no juega, ¿qué le puede pasar?

octubre 22, 2019

Jugar es una actividad primordial para una niñez alegre. Jugando, los pequeños interactúan constantemente con su medio y con los demás niños. Divirtiéndose así, sin ser conscientes de ello, reproducen la forma en que pasamos a ser parte activa de la sociedad, algo que es intrínseco a cualquier persona desde su nacimiento.

No conocemos ningún padre/madre que no quiera que su hijo tenga amigos y que no participen en los juegos con los demás niñ@s de la guardería. Por eso, cuando esto sucede, es lógico que se preocupen.

Normalmente, los pequeños comienzan a jugar con sus compañeros una vez que cumplen los tres o cuatro años, aunque, la experiencia nos dice que cada uno es distinto y que evoluciona de diferente manera.

Para ayudar a los padres a entender las causas que pueden estar provocando que su hijo no juegue con otros niños, hemos redactado nuestro post de este mes.

Motivos por los que tu hij@ se resiste a jugar con los demás

Vamos a enumerar algunas de las causas por las que un niño puede no querer participar en los juegos:

  • Incorporación a un nuevo medio: Cuando lo traes por primera vez a la guardería, tu hijo necesitará más o menos tiempo hasta que se sienta cómodo con el entorno. Durante este periodo, cómo se comporten los padres y los educadores, mostrándole su cariño y paciencia, respetando su espacio, será fundamental para él. Debéis tener en cuenta que las “habilidades sociales” se aprenden poco a poco, no las “traemos de serie”.
  • Un carácter tímido: En este caso, el tiempo para que tu hijo empiece a jugar y socializarse con sus compañeros será mayor pero no dudes que, a pesar de todo, posee las mismas capacidades para relacionarse que los demás y es solo cuestión de esperar un poco más a que coja confianza.
  • Excesivamente dependiente de los padres: Si el pequeño ha estado siempre rodeado de personas adultas que lo han protegido continuamente es posible que sienta una fuerte sensación de dependencia de ellos, considerándolos su único punto de referencia seguro.
  • Dificultades de comunicación: Cuando el pequeño sufre algún tipo de trastorno del lenguaje (tartamudez, dislasias, disfasias…), es evidente que puede sentirse condicionado negativamente ya que la comunicación y comprensión son aspectos imprescindibles a la hora de jugar.
  • El modelo paterno: Los niños son imitadores natos que suelen reproducir la conducta que ven en sus padres. En consecuencia, si ellos son introvertidos y se relacionan poco, lo normal será que sus hijos tiendan a reproducir dicho modelo de comportamiento y que no tengan interés por interactuar con otros. Al mismo tiempo, como los niños han tenido pocas ocasiones de “entrenarse” saliendo de su ámbito familiar, tendrán poca práctica en las relaciones sociales.
  • Un niño sobreprotegido: Si el padre o la madre protegen al hijo continuamente y en exceso, en vez de hacerle más fuerte, su carácter terminará debilitándose. Este es un comportamiento que debe eludirse para que el pequeño desarrolle sus propias habilidades, de acuerdo con su edad.

En nuestro próximo artículo nos centraremos en algunas pautas que podemos darles a los padres para que ayuden a sus hijos a participar del juego con otros niños.